CAUDILLISMOS DE RAZA EN BOLIVIA

 

Jorge Quiroga: de tecnócrata a heredero de Banzer

Orígenes y formación

Quiroga fue formado como ingeniero y economista, con estudios en Texas A&M.

En los años 90, representó el perfil tecnocrático moderno dentro de Acción Democrática Nacionalista (ADN), defendiendo a la economía de mercado y al modelo neoliberal.

Ascenso rápido al poder

Vicepresidente de Hugo Banzer (1997-2001), asumió la presidencia en 2001 cuando Banzer renunció por enfermedad.

Nunca fue elegido presidente directamente por voto popular, pero tomó el poder con un aura de renovación.

Un error clave

No construir una base orgánica.

No construyó un partido propio, ni una estructura de base real.

Su proyecto ADN se agotó con Banzer y Tuto no supo, o no quiso, construir una alternativa organizativa.

Se convirtió en un candidato reciclado que aparecía en cada elección como “el más preparado”, pero sin renovación de cuadros, ni ideología clara.

Reproduce un caudillismo tecnocrático

Aunque tenía un discurso racional, su práctica era vertical.

No generó sucesores ni promovió liderazgos jóvenes dentro de sus alianzas.

Participó en múltiples alianzas coyunturales, pero todas giraban en torno a su figura.

Resultado: Su liderazgo fue y sigue siendo personalista, inorgánico y desconectado de las demandas populares. No cambió las reglas del juego, solo buscó jugar mejor que otros en el mismo sistema caudillista.

Samuel Doria Medina: el empresario que nunca soltó el control

De empresario exitoso a político

Un hombre acaudalado desde joven, pues su familia hizo mucho dinero en las épocas de la dictadura de Banzer y gracias a la venta de su participación en la sociedad productora de cemento, SOBOCE.

Entró a la política como ministro de Planeamiento con Jaime Paz Zamora y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) en los años 90, luego fundó el partido Unidad Nacional (UN).

Intento de crear un partido moderno

Su partido Unidad Nacional (UN) intentó tener una identidad clara, liberal en lo económico y centrista en lo social.

Tuvo una buena estrategia mediática y presencia en las ciudades, pero no logró penetrar en las áreas rurales, ni en los sectores populares.

Control vertical y nula apertura

Aunque habla de “renovar la política”, controla su partido como una empresa familiar.

Las candidaturas, decisiones y alianzas siempre pasaban por él.

No permitió que UN tuviera debates internos, ni tampoco liderazgos paralelos.

No promovió la formación política, y solo apoya y financia campañas con su imagen.

Fracaso en la construcción de hegemonía

Nunca ganó una elección nacional, pero seguía presentándose como candidato o como jefe de campaña de terceros. Un error estratégico y de visión política, fue su candidatura ilegal y oportunista como Vicepresidente de Jeanine Añez en el año 2020. Cuando Añez, que no debió haber candidateado a la presidencia retiró su candidatura, Doria Medina nunca hizo una autocrítica sobre esa errónea participación vicepresidencial, ni supo enfrentar, posteriormente, la victoria del MAS en las elecciones presidenciales del año 2020.

En lugar de retirarse con dignidad, se mantuvo como caudillo residual, afectando cualquier intento de renovación en la oposición.

Resultado: Su incapacidad para soltar el control y formar líderes alternativos, convirtió su proyecto en un partido unipersonal, incapaz de sobrevivir sin él.


El peor ejemplo de caudillismo en América Latina, Hugo Chávez; todos deberían evitar convertirse en él pero su fantasma es un embrujo hediondo que impregna todavía a mucha gente en todo el continente.

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