Con motivo del Bicentenario de Bolivia, es vital
reflexionar sobre el clientelismo y prebendalismo estatales. Fue René Zavaleta
Mercado, quien desarrolló el concepto de “mediación prebendal del Estado”, con
el objetivo de describir el funcionamiento del aparato estatal después de la
Revolución Nacional de 1952. Zavaleta sostenía que, con la revolución como
momento constitutivo, el Estado pasó a mediar entre diferentes sectores
sociales a través de un sistema prebendalista, es decir, mediante la
distribución de recursos, cargos públicos y beneficios, a cambio de cultivar
una red de lealtades políticas que favorezcan al poder de turno.
El Estado como distribuidor de prebendas, en lugar de
transformar estructuralmente la sociedad, se convirtió en un intermediario que “repartía
puestos” en la administración pública, contratos, acceso a tierras, etc.,
tejiendo una red entre los sectores leales al gobierno revolucionario y creando
una serie de amenazas que terminaban en hechos de corrupción como la
apropiación inmediata de fondos públicos y el uso de la institucionalidad como
si fuera un escenario para satisfacer intereses personales.
Con la mediación prebendal, el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR), logró la cooptación de sectores populares, del movimiento
obrero, de sindicatos campesinos y otras organizaciones que, de golpe, fueron
incorporados al Estado mediante este sistema de favores que, rápidamente,
degeneró en acciones corruptas, debilitando la autonomía estatal y promoviendo
una terrible debilidad institucional, a lo largo de la década de los años
cincuenta.
La “lógica prebendal” impidió también la construcción de
un Estado moderno y burocrático-racional, ya que el acceso a los recursos públicos,
dependía más de la cercanía política, del caudillismo y del padrinazgo, antes que
de normas impersonales como la autoridad de la Ley y la Constitución. Fue por
esto que el MNR no quiso realizar una Asamblea Constituyente o redactar una
nueva Constitución entre 1952 y 1964.
El clientelismo se fortaleció rápidamente, generando
nuevas formas de dependencia del Estado, puesto que, en lugar de desarrollar
una economía autosuficiente, después de la Revolución del 52, Bolivia dependía
de la renta de los recursos naturales (especialmente del estaño) para financiar
este modelo de mediación, agigantándose, al mismo tiempo, el prebendalismo como
una especie de deuda histórica para lograr lealtades que legitimen al Estado
Nacional de entonces.
René Zavaleta entendía la mediación prebendal del Estado
como un mecanismo que permitió, hasta cierto punto, la estabilidad política y
donde los principales líderes revolucionarios del MNR actuaban únicamente en
función del “corto plazo”. Sin embargo, a largo plazo, la acción política de
repartir cargos e influencias coyunturales, dificultó la consolidación de un
Estado sólido y autónomo.
Históricamente, Víctor Paz Estenssoro y Juan Lechín
Oquendo fueron las figuras centrales en la aplicación de la mediación prebendal
del Estado, según René Zavaleta Mercado. Como líder del MNR y presidente en
varios períodos (1952-56, 1960-64, 1985-89), Paz Estenssoro fue el principal
arquitecto del modelo estatal que surgió después de la Revolución Nacional de
1952. ¿Cómo Paz Estenssoro, con la ayuda de Lechín, Siles Zuazo y Guevara Arce,
implementaron la mediación prebendal? Pues, mediante la nacionalización de las
minas y la expansión del Estado, sobre todo, al crearse la Corporación Minera
de Bolivia (COMIBOL).
El Estado se convirtió en el principal empleador y
administrador de recursos millonarios, lo que permitió que los puestos de
trabajo, contratos y beneficios se convirtieran en un mecanismo de “hegemonía
política”. Paz Estenssoro promovió también la creación de la Central Obrera
Boliviana (COB) y fortaleció los sindicatos mineros, pero subordinándolos al
gobierno y al MNR, a través de concesiones y el desperdicio de recursos que,
fácilmente, cayeron en actos de corrupción.
La Reforma Agraria de 1953 distribuyó tierras a los
campesinos, pero también los vinculó al MNR mediante la militancia partidaria y
la dependencia del Estado aumentó, llegándose a crear un enorme aparato clientelar.
Como si fuera un fin supremo, se distribuyeron cargos entre los miembros del
MNR y sus aliados, consolidando un sistema donde el acceso al dinero, poder y
privilegios, dependía de las lealtades hacia líderes como Víctor Paz y la
estructura prebendal del sistema político. Las prefecturas y alcaldías también fueron
dominadas por operadores del partido y toda esta trama reventó con la crisis
del modelo revolucionario y el final del primer ciclo del 52, en el golpe de
Estado de 1964.
Las contradicciones del sistema llevaron a un desgaste del
MNR y a la dictadura del general René Barrientos Ortuño. Cuando Paz Estenssoro
regresó al poder en 1985, fue inevitable impulsar el Decreto Supremo 21060, que
trató de desmontar el modelo prebendal y neoliberalizó la economía.
Paz Estenssoro jugó un papel fundamental en la
construcción y aplicación del modelo de mediación prebendal que describió
Zavaleta, usando al Estado como un instrumento de control autoritario, lo que
permitió una “ficticia estabilidad” política a favor del MNR, pero debilitó la
institucionalidad del país que, hasta el día de hoy, echó raíces muy profundas
como para institucionalizar la corrupción, abusar del poder y cooptar de manera
enfermiza a las organizaciones sociales.
La estructura del modelo prebendal creó una “deuda histórica”
y, hasta hoy en día, Bolivia no puede superar esta negativa influencia de redes
clientelares y prebendales porque, además, el Movimiento Al Socialismo (MAS)
siguió poniendo en práctica la mediación prebendal y terminó destruyendo al
actual Estado Plurinacional, que no es otra cosa que un sistema corporativista,
el cual favorece a una rosca oligárquica y carcome la democracia en el siglo
XXI.
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