EL PESO DE LAS TRADICIONES Y EL POPULISMO EN AMÉRICA LATINA: ENTREVISTA CON H. C. F. MANSILLA

 

El populismo latinoamericano constituye una simbiosis espectacular entre religiosidad pensada para la política y una gran influencia del simbolismo. A esto se suma la adhesión emocional que, muchas veces, vale más que mil propuestas sólidas para solucionar problemas sociales en la práctica.

En realidad, se puede plantear que el populismo latinoamericano siempre ha caracterizado a cualquier tipo de liderazgo, sea de izquierda o derecha porque nuestra cultura política está más acostumbrada a la grandilocuencia discursiva, la presión y la fuerza del personalismo.

Lo que más llama la atención en la perpetuación del populismo latinoamericano son las convicciones de muchos seguidores donde se afirma que la muerte de los líderes populistas, marcaría la inminente destrucción del partido que los impulsó; sin embargo, también podría ocurrir todo lo contrario porque los partidos tienden a fortalecerse en diferentes países al tener la oportunidad única de seguir acogiendo a las masas pues el reto en cada elección presidencial y la actividad política paternalista, exigen analizar de qué manera las acciones simbólicas del líder populista pueden prolongarse para proseguir con la apropiación emocional de las bases en la sociedad civil.

Sobre estas problemáticas conversé con el filósofo boliviano, H. C. F. Mansilla en noviembre de 2011. Resultó interesante la entrevista que también fue parte de mi trabajo en el podcast Praxis Pública. Mansilla estudió ciencias políticas y filosofía en Alemania. Hizo su doctorado en 1973 por la Universidad Libre de Berlín, la cual le concedió la venia legendi en 1976. Fue profesor invitado en universidades de Australia, Brasil, España, Suiza y Bolivia. Mansilla publicó numerosos libros en los campos de la filosofía y ecología políticas.

ENTREVISTA CON H.C.F. MANSILLA-LA PAZ 2011

Con Mansilla en Laguna Camatindi, tratando de comprender la pobreza y la seguridad alimentaria cuando dirigí la evaluación del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Bolivia, julio de 2011.

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