¿ES LA EDUCACIÓN UNA DISCUSIÓN CON DOLORES DE CABEZA?

 


Hoy día, todo el mundo habla y opina sobre educación. Aun sin conocer en profundidad los graves problemas que aquejan al ámbito educativo, cualquier se anima a mostrar su posición porque, sencillamente, el tema es un patrimonio estratégico para todo tipo de sociedades en el mundo. La cobertura educativa en Bolivia muestra un incremento sostenido en las tasas de matriculación, tanto en las áreas rurales como urbanas en el periodo 1990 y 2015. Más del 90 por ciento de los niños y jóvenes acceden a la educación fiscal o privada. Por lo tanto, Bolivia es uno de los países de Sudamérica que alcanzó importantes logros en cuanto a la erradicación no sólo el analfabetismo, sino también en lo referido al fomento de algunas condiciones de equidad entre hombres y mujeres; sin embargo, la accesibilidad dejó de lado un aspecto primordial: la “calidad de un modelo educativo”. Con las modalidades virtuales y el uso de Internet, la educación no ha mejorado y continuamos con los mismos dolores de cabeza. ¿Se puede realmente confiar en un mejor modelo de educación con aulas virtuales, o seguimos con la misma mala educación y la pérdida de control dentro de un sistema atormentado por la baja calidad y los malos profesores?

En el siglo XXI son tres los factores de transformación que requieren debatir un posible modelo de calidad. Primero, se requiere una cultura de alto rendimiento educacional en las escuelas o colegios. Esto, no solamente mejorará las condiciones de vida en general de Bolivia, porque tendríamos mejores colegios y un conjunto de ciudadanos mejor formados y conscientes de los problemas circundantes para cuyas soluciones se requiere un conjunto de recursos humanos bien calificados, sino que, en general, Bolivia estaría en la necesidad de enfrentar las demandas globales de mayor y mejor competitividad en el contexto internacional. Actualmente, la educación está rezagada respecto a otros esfuerzos de mejor calidad en Colombia, Chile o Costa Rica.

Segundo, es urgente contar con profesores bien capacitados. Este problema sigue siendo un obstáculo tremendo porque ni la formación con licenciatura, ni la defensa del escalafón docente para los sindicatos del magisterio, ha logrado estimular la aparición de los maestros más capaces, más eficientes y comprometidos con grandes cambios dentro de las aulas. Todos los maestros siguen siendo repetidores y, lamentablemente, cayeron en un saco de conflictos ideológicos que perturban un eje de la educación de calidad: carecen de una actualización constante según las tendencias del mundo postmoderno y los maestros tampoco tienen tolerancia hacia la incertidumbre y la innovación.

La ciudad de La Paz tiene una de las escuelas superiores de formación de maestros más tradicionales como la Normal Simón Bolívar, pero ésta se caracteriza por el excesivo conflicto en sus políticas de admisión y por el bajo rendimiento académico, malos programas educativos y actitudes utilitaristas donde los estudiantes razonan con un criterio excesivamente pragmático: egresar a como dé lugar de la Normal y pelear un ítem para trabajar con bajo sueldo, pero, en lo posible, de por vida en cualquier escuela fiscal. Extraña zona de confort que no puede adaptarse a los cambios tecnológicos de la educación virtual a distancia. Las aulas virtuales reproducen cursos aburridos, repetitivos y, ahora, carentes de novedad para compensar la presencia en las aulas que tiene un impacto más duradero en la enseñanza.

En tercer lugar, es imprescindible tener un modelo pedagógico que combine la motivación por el aprendizaje, junto con el estímulo de la creatividad que el sistema educativo debe despertar en los niños y jóvenes como ciudadanos libres, tolerantes y predispuestos para asumir desafíos de transformación permanente. Los esfuerzos gubernamentales y municipales deben tratar de paliar la baja calidad educativa con acciones que reivindiquen la ayuda a los estudiantes con problemas y compense la mala formación de los docentes demasiado ideologizados y con esquemas mentales miedosos o conservadores. La educación virtual y el uso intensivo de Internet en la actualidad, son solamente tubos de ensayo, sin la posibilidad de implementarlos en gran escala y sin seguimiento ni evaluación para observar el logro real de resultados efectivos.

Una verdadera reforma educacional en Bolivia deberá superar el erróneo choque pendular de escoger una educación universal, occidental y ligada al conocimiento científico-objetivo, o un sistema educativo únicamente orientado hacia el rescate de las experiencias históricas de los movimientos indígenas, los saberes ancestrales y el rechazo de todas las formas de influencia que vienen de los procesos de globalización. Así se producen sólo conflictos, una falta de conciencia de futuro y la total ausencia de responsabilidad social para promover compromisos colectivos entre diferentes clases sociales e instituciones. El dolor de cabeza permanece y se reproduce constantemente.

 La necesidad de insistir en una reforma educativa

 No hay duda de que toda la sociedad boliviana debe insistir en lograr una reforma educativa. La consecuencia inmediata de este debate es el choque perpetuo entre lo viejo y lo nuevo, entre la tradición y la modernización que refuta viejas prácticas. Con un nuevo año escolar sobre las espaldas y la reproducción de antiguos problemas, se pone en entredicho la educación virtual debido a la pandemia del Covid 19. El conflicto es, probablemente, un elemento constitutivo de los valores que tiene nuestra sociedad y jamás lo quitaremos de encima, pues en toda cultura existen fuerzas, tanto de conservación como de cambio. Hoy, nuestra educación continúa extraviada en el conservadurismo y la repetición de prácticas inservibles que no dan cabida a transformaciones duraderas.

Quiérase o no, la reforma educacional brindará un mejor desempeño productivo en la economía. Bolivia está perdiendo competitividad en el ámbito internacional y se encuentra rezagada respecto a Santiago de Chile, Lima y Bogotá del área andina en Sudamérica. Una mejor educación facilita la reducción drástica de la corrupción en todo el aparato público y las instituciones privadas. Es un hecho que, mejorando las condiciones educativas de colegios y universidades, entonces se promovería el desarrollo de una conciencia ciudadana proclive a la efectividad y el cambio institucional para renovar el desempeño del Estado y de los gobiernos autónomos municipales.

Persistir en el logro de una reforma educativa, dará frutos para un mejoramiento de la seguridad ciudadana, con el objetivo de controlar la violencia que caracteriza a las grandes metrópolis de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz; es decir, aún no se creó una conciencia de responsabilidad social como misión profunda que germina mejor en medio de una total reforma educacional. Los economistas de la información consideran que el capital educativo en cualquier país constituye una de las características principales que impulsan el crecimiento económico en cualquier continente. Las políticas educativas llegan a transformarse en los aceleradores de cambio, además de ser un área inclinada a reaccionar favorablemente a los cambios tecnológicos del siglo XXI, pues el uso intensivo de recursos informáticos vía Internet, facilita una serie de procesos de aprendizaje, optimizando las aptitudes de estudiantes y maestros.

La educación, por lo tanto, es un baluarte estratégico que permite a todo tipo de clases sociales integrarse de la mejor manera en el competitivo mercado laboral, o en las estructuras culturales donde los productos educativos mostrarán resultados concretos como la publicación de libros, circulación de ideas, discusión en torno a prototipos que buscan los perfiles de una sociedad mejor e inclusive, los canales por donde las instituciones resuelven mejor sus conflictos, apostando por el cultivo de un ambiente democrático, pluralista, pacífico y respetuoso de las diversidades que impulsan una sociedad más ambiciosa, con sólidos estándares de modernización multicultural.

La educación de calidad tiene varias aristas importantes: la oportunidad de ascenso social, así como la posibilidad de abrir escenarios de innovación y emprendimiento relacionado con conocimientos útiles, creativos y, por qué no, con fundamento científico. El problema central que ha obstaculizado una discusión sobre cómo incentivar una reforma educacional de calidad, es haber considerado a la educación como un patrimonio subordinado a otros objetivos políticos. Por ejemplo, colocar al sistema educativo por debajo de los indicadores de ajuste macroeconómico, con el objetivo de compatibilizar los gastos sociales y otro tipo de inversiones en materia productiva; sin embargo, en una época de revoluciones tecnológicas y sistemas globales de información, el capital educativo es un recurso crucial para articular expectativas, diseñar estrategias de futuro, atenuar conflictos explosivos y colocar las bases que viabilicen el cambio progresivo en las instituciones y algunos procesos sociales.

Insistir en una reforma educativa de calidad, marcará el rumbo de las transformaciones ligadas al crecimiento económico con recursos humanos que utilizan intensamente la creatividad y estarán a la altura de los estándares de competitividad. En consecuencia, es fundamental discutir por qué las reformas educativas presentan una serie de contenidos que necesitan programas nacionales, así como la concertación imaginativa con miradas regionales y locales, en función de construir una red de sistemas educacionales, hábiles para responder de la manera más eficiente e integradora a una concepción de calidad total.

 Algunos obstáculos estructurales que requieren ser superados

 La educación en Bolivia del siglo XXI todavía arrastra varios obstáculos estructurales, debido a las intensas disputas políticas que alimentan las siguientes características negativas. El Estado siempre representa a un ámbito burocrático que es interpelado constantemente por la sociedad civil para satisfacer la demanda de una educación gratuita. Aun a pesar de cumplirse la subvención permanente de la educación primaria y secundaria, no están claros los incentivos que aseguren una completa equidad, ni tampoco cuáles son los factores de calidad que cada año van a fortalecerse.

En esta medida, las políticas educativas en el Ministerio de Educación están demasiado centralizadas en una burocracia gubernamental que evita llevar adelante la profundidad de diversos paradigmas de cambio que podrían implementarse de una manera más directa a través de los municipios y la sociedad civil en diferentes regiones. Es por esto que, al mismo tiempo en el país todavía es muy fuerte la exclusión de sectores pobres con escuelas rurales y grupos considerados marginales (mujeres indígenas), que no alcanzan a beneficiarse con ningún tipo de estándares educativos de calidad, o no pueden convertir sus condiciones desventajosas en estrategias para escapar de la pobreza.

Por otra parte, existe también una segmentación de las escuelas en diferentes municipios donde continúa siendo abismal la disparidad entre escuelas de primera, segunda y tercera, sobre todo al considerar una polarización entre establecimientos rurales y urbanos, o dentro de las ciudades. Hay escuelas con pésima infraestructura, malos docentes y alta deserción estudiantil, junto a colegios de las grandes capitales como Santa Cruz, La Paz y Cochabamba donde las clases medias y altas se favorecen con una relativa mejor educación, sobre todo porque cumplen un calendario lectivo y los contenidos completos del currículum tradicional. Pero inclusive a pesar del avance de materias sin interrupciones, no puede hablarse del surgimiento de nuevos paradigmas pedagógicos con plena calidad, ya que pesan mucho los aprendizajes memorísticos, o aquellos enfoques demasiado supeditados a lógicas autoritarias que relegan la creatividad y la construcción colectiva de aprendizajes, abiertos a la renovación constante.

En la ciudad de La Paz, sede de gobierno, el hecho de concluir los programas pedagógicos que brinden a los estudiantes un conjunto de enseñanzas y oportunidades para el manejo de la información y aplicación de los conocimientos, marca, de hecho, una distancia respecto a otros colegios donde el avance formativo está fragmentado, incompleto o víctima de obstáculos materiales como la ausencia de bibliotecas y el abandono de una orientación sistemática, rompiéndose el círculo virtuoso entre la enseñanza, compromiso docente y el acompañamiento de los padres de familia que tampoco refuerzan la estrategias educativas más allá de las escuelas.

A esto se suman los modelos pedagógicos anticuados que transmiten información desactualizada, o no pueden problematizar las situaciones de cambio que circundan al mundo actual, como el uso de aulas virtuales, disciplina para la autoformación por medio de bibliotecas digitales y el hecho de recurrir a otros países y experiencias para internacionalizar la educación a larga distancia, con el uso de ambientes virtuales colaborativos.

Otro obstáculo continúa siendo el accionar político del sindicalismo en el magisterio urbano y rural. Los maestros representan un sector políticamente muy bien organizado que rechaza sistemáticamente cualquier propuesta de reforma educativa, para privilegiar sus intereses corporativos. La resistencia a toda reivindicación de cambio, básicamente responde a los salarios muy bajos que tienen los maestros, al mismo tiempo que la formación docente siempre es de lamentable baja calidad.

Las discusiones sobre cuáles serían las mejores formas de enseñanza y adaptación a entornos constantemente exigentes y transformativos, encuentra en los maestros poco interés y estrategias sostenidas de cambio. Los profesores de base están tensionados por las necesidades mínimas para sobrevivir con sueldos magros, un prestigio devaluado como profesionales y la incertidumbre en torno a su función como dinamizadores de nuevos paradigmas educativos. Existen muchos profesores que identifican la teoría pedagógica, únicamente con principios abstractos sin ninguna vigencia, ni aplicación en la realidad diaria donde ellos desarrollan su actividad.

La llegada de la educación digital y el mundo del internet, hicieron que el papel de los maestros de aula, sea cada vez más desactualizado en los casos de la educación secundaria y en las materias repetitivas de carácter general como historia, ciencias sociales, geografía, matemáticas y orientación vocacional donde los profesores tienden a ser prescindibles.

Conclusiones

 Entre los principales aspectos de reforma educativa que necesitan atención, se tiene lo siguiente:

1) En Bolivia, el problema del acceso a la educación ha sido plenamente superado, puesto que la cantidad de escuelas y colegios fiscales o particulares se ha incrementado de manera substancial. El hecho de acceder a la educación primaria y secundaria es relativamente fácil, abriéndose oportunidades para todas las clases sociales.

2) El equipamiento, mantenimiento y dotación de infraestructura educativa se ha concentrado en las acciones de los Gobiernos Autónomos Municipales, lo cual es un significativo avance en materia de políticas descentralizadas como lo muestran los datos en el periodo 2000-2019. Sin embargo, estos aspectos materiales y los problemas relacionados con el financiamiento no son, en sí mismos, aportes a la calidad educativa y al rendimiento de los niños y jóvenes del siglo XXI.

3) Las demandas de calidad en la educación provienen de los padres de familia y el ambiente internacional, donde es claramente perceptible que la renovación de conocimientos, el uso inteligente de las tecnologías educativas y la posibilidad de liberar diferentes potencialidades de creatividad o emprendimiento, tienen sus orígenes en las alternativas que pueden ofrecerse desde una nueva y ambiciosa reforma educativa para todas las escuelas, sean públicas o privadas.

4) El nuevo despegue económico para las metrópolis como La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto, que se caracterizan por la oferta de servicios especializados de todo tipo, está directamente unido a la cantidad y calidad del capital humano calificado, lo cual coloca a sus escuelas y universidades en la función de ser instituciones aceleradoras de la innovación y puesta en práctica de novedades organizacionales para la cultura, el comercio y el diseño de políticas públicas más eficientes. Por esto se requiere una reforma inmediata, sobre todo para reestructurar el financiamiento y la provisión de mejores maestros.

5) La economía del conocimiento en Bolivia debería estar fundamentada en un conjunto de actividades productivas que dejan de depender de la transformación de la base física de la producción, es decir, de objetos (materia y energía transformadas en productos manufacturados). Todo pasa a depender de la transformación de las bases intelectuales de la producción, es decir, de las representaciones de los objetos. La nueva economía del conocimiento transita hacia una producción cuya razón de ser es la ciencia y la tecnología, destacándose la inversión en tecnologías avanzadas, buenas escuelas y excelente educación universitaria.

6) El proceso educativo y el aprecio de los conocimientos se convierten en un esfuerzo comprehensivo, donde además de los elementos objetivos, lógicos o racionales del conocimiento, también se valoren los elementos subjetivos, analógicos y emocionales; es decir, otras formas de conocer como la misma intuición, sensibilidad y las más valiosas y finas expresiones artísticas.

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