Las elecciones presidenciales se desarrolaron de manera pacífica el 18 de octubre de 2020 y con la victoria contundente de Luis Arce del Movimiento Al Socialismo (MAS) que obtuvo el 55%, junto a una amplia mayoría en las dos cámaras, tanto de Senadores como de Diputados. Surgen así algunas reflexiones:
¿De qué factores depende que el presidente electo Luis Arce pueda ejercer el liderazgo desde la presidencia, sin verse opacado o desautorizado por el enorme peso político que tuvo Evo Morales? Los factores son, básicamente, dos. Primero, depende de la recuperación económica y en este ámbito, Luis Arce tiene marcadas ventajas y diferencias positivas respecto de Evo Morales. Arce como ex ministro de economía, conoce en su integridad el funcionamiento del aparato estatal y sabe que los organismos multilaterales de desarrollo van a colaborar con un colchón de recursos económicos debido a los compromisos asumidos internacionalmente para salir adelante luego de la pandemia del Covid-19. Arce es un profesional con experiencia técnica y formación académica, razón por la cual goza de buena reputación en todos los sectores sociales que conforman las bases del MAS. Por lo general, existe una fuerte corriente anti-intelectualista y anti-profesional dentro del partido, pero en el caso de Arce, estos sectores están controlados debido a que todos coinciden en que la administración económica, es la clave del éxito en el gobierno durante los próximos dos años.
Segundo, Arce no podría ser opacado por Morales debido a las mismas demandas al interior del MAS para reorientar al partido. Aunque las presiones clientelares y prebendales no van a cambiar porque son parte consubstancial a la cultura política de Bolivia (exigir puestos de trabajo y tratar de colonizar el aparato público como botín político), los sectores que han organizado exitosamente la campaña y ahora gozan de mayor fuerza política, adelantaron que no existe ningún plan preestablecido para incorporar al viejo entorno de Morales que sembró una serie de escándalos y dudas en el periodo 2006-2019. Es muy probable que surjan líderes nuevos para el manejo del aparato estatal, pero que gocen de la confianza y nombramiento directo de Arce quien, al haber conseguido inclusive mayoría en el Congreso, se encamina hacia el logro de una hegemonía política para superar cualquier sombra de Evo. Es una oportunidad abierta.
¿De qué depende que Arce y Evo puedan mantener una relación pacífica? ¿Qué cosas podrían desencadenar un conflicto como ha ocurrido entre otros líderes en América Latina? Específicamente depende de que Luis Arce deseche por completo la posibilidad de que prosperen una serie de juicios en contra de Evo Morales, lo cual es altamente probable. La derrota de la derecha fue tal, que será imposible lograr resultados positivos en el Poder Judicial con las acusaciones sobre terrorismo, estupro y corrupción, acusaciones que las fuerzas de derecha pensaban impulsar hasta las últimas consecuencias pero que, luego de su fracaso electoral, ahora se convierten en vanos esfuerzos.
Un probable conflicto que podría desencadenar algún tipo de enfrentamiento entre el presidente electo Luis Arce y Evo Morales, tiene que ver con la tradición caudillista y la lógica egocéntrica que siempre ha caracterizado a la conducta política de Morales. El ex presidente Evo suponía que su liderazgo era irreemplazable, además de la fuerza estratégica que le otorgaba el movimiento cocalero en Cochabamba. Esto cambió drásticamente porque Luis Arce demostró que pudo vencer esta tendencia y lograr nuevas lealtades políticas en los sectores populares y las clases medias de casi todo el país.
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