El
indianismo del ensayista boliviano Fausto Reinaga (1906-1994) empezó con las
tesis para vincular la reforma agraria a los abordajes étnico-nacionalistas a
finales de la década de los años dorados de la Revolución Nacional. De hecho,
durante los años cincuenta, Reinaga fue contendor de los ex presidentes
bolivianos Víctor Paz y Walter Guevara Arze sobre el problema de la fundación
del Ministerio de Asuntos Campesinos porque Reinaga proponía la creación de un
Ministerio de Asuntos Indios pues consideraba que no se podía crear una
institución gubernamental sobre la problemática indígena en Bolivia con
enfoques solamente políticos o burocráticos. “El indio – expresaba Reinaga – es
una Nación y una cultura que lucha por su plena autodeterminación; el indio es
tierra que piensa”.
De
la crítica mordaz al nacionalismo boliviano, poco a poco fue pasando al
desarrollo de un pensamiento propiamente indio con una orientación de
enfrentamiento en contra de la sociedad mestiza y con una visión de largo plazo
donde destaque la superioridad racial del indio como la única solución para
liberar a Bolivia de todo tipo de humillaciones. Sus ideas fueron
clarificándose en obras como “Belzu” (1953); “Franz Tamayo y la Revolución
Boliviana” (1957); “Revolución, cultura y crítica” (1957); “Alcides Arguedas”
(1960) y “España” (1960).
Es
a partir de 1964 que se puede encontrar a un radical escritor indio con una
temática precisa y por demás relevante debido a la cantidad de ideas dogmáticas
camino hacia la conformación de un Partido Indio. Ese mismo año escribió “El
indio y el cholaje boliviano: proceso a Fernando Diez de Medina”, libro en el
cual, a través de la simulación de un proceso judicial, puso en la palestra de
la crítica toda la obra falsamente indianista del cholo Diez de Medina quien se
autodefinía como un defensor de los indios. Reinaga consideraba necesario
desenmascarar las poses indigenistas de aquellos intelectuales de clase media
como Diez de Medina cuyo objetivo habría sido tratar al indio como una raza en
extinción, plagada de vicios y defectos, pero mostrando una actitud solidaria y
nacionalista que permita confiar en la modernización como la alternativa donde
el problema del indio finalmente tienda a disolverse.
Reinaga
es la raíz ideológica del indianismo en Bolivia con una desembocadura
revolucionaria para promover una lucha étnica violenta ya que veía al problema
indígena como un puente para transitar hacia una necesaria purificación por
medio de una condena a la modernización económica, política y cultural de
carácter occidental. El indianismo con Reinaga siempre transmitió la lógica del
enfrentamiento y resistencia, antes que la conciliación y la integración
inter-racial en Bolivia.
Para
Reinaga era vital diferenciar entre el cholaje, el indigenismo y el indianismo.
Por esto, consideraba que lo cholo y el cholaje eran la expresión del mestizaje
perverso que se veía en conflictos por la búsqueda de una identidad perdida y
espuria. El cholaje estaba partido en dos: con una parte atascada en la cultura
opresora occidental y otra parte localizada en Bolivia que desprecia sus raíces
indias, heredando la vocación traidora y esclavizadora de los colonizadores
españoles.
El
cholaje intentaba solucionar su crisis de identidad por medio de la falaz
simulación; es decir, asumía como su norma de conducta al remedo enfermizo de
la modernización y el capitalismo europeos. El cholaje desplegaba su furia
opresora contra el indio al cual se negaba comprender, tratando de destruirlo o
norteamericanizarlo, arrancándole su cultura y su cerebro. El indianismo de
Reinaga es una visión patafísica, es decir, un conjunto de necedades frente a
la realidad, inhábiles para comprender nuestra contemporaneidad.
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