La profunda interconexión del mundo no puede ser ignorada por ninguna persona educada y alerta a los acontecimientos de la globalización. La realidad internacional es complicada y fascinante con características, estructuras y tendencias que pueden ser analizadas en detalle, aunque no existe un criterio unificado dentro de la teoría de las relaciones internacionales para estudiar los orígenes e impactos de la globalización.
Alrededor de estos temas ha existido y existe un tremendo debate entre los investigadores
de las relaciones internacionales. Unos favorecen la perspectiva “realista”,
otros el enfoque de la “interdependencia”, y otros trabajarán desde la óptica
de raigambre marxista conocida como “dominación y dependencia”. Algunos autores
estadounidenses también llaman a esta perspectiva “globalismo”. Sin embargo, es
mejor evitar el uso de este término porque puede causar confusiones con el
concepto de globalización, el cual se refiere al proceso multidimensional de
interrelación económica, política, cultural y militar que nuestro mundo vive
hoy en forma acelerada e imparable.
Además del realismo, el pluralismo y la dependencia, existen otras visiones
como la escuela histórico-sociológica, la teoría crítica y el mismo feminismo,
corriente que encierra en su seno una considerable diversidad de
manifestaciones, calificadas como un conjunto de enfoques más pacíficos de las
relaciones internacionales. Tales perspectivas teóricas están esforzándose
desde finales del Siglo XX, por abrirse
un camino legítimo que reduzca la incertidumbre y la compresión anárquica de
una realidad donde ha regresado una nueva jerarquía internacional con países
dominantes: Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica, mientras que el África
subsahariana y muchos países pobres de América Latina continúan siendo los
vagones de cola que han hecho recrudecer la desigualdad.
Si la teoría de las relaciones internacionales incluye una variedad de
enfoques, es porque también se presentan una diversidad de métodos de
investigación. Por lo tanto, nuestra comprensión de lo que significa el alcance
y los desenlaces de la globalización, está íntimamente ligada a un conocimiento
en formación y constante evolución, muchas veces contradictorio. Varios se
inclinarán por cualquiera de las tres primeras perspectivas teóricas, o por los
métodos de análisis llamados “tradicionales” como la historia, diplomacia, derecho
internacional o posiciones filosóficas; mientras que otros prefieren seguir las
ciencias de la conducta o el convencional “behaviorismo”, utilizando métodos
cuantitativos.
De cualquier manea, es fundamental cultivar el campo empírico para probar
todo tipo de hipótesis. La globalización y las relaciones internacionales
trabajan en la creación de modelos teóricos que todavía se encuentran en el
intento de detectar tendencias y uniformidades en los fenómenos políticos universales.
Sabemos muy poco pero nos impactan las formas en que la globalización influye
en la vida diaria de millones de seres humanos. El ámbito internacional está
siempre debajo de nuestra almohada y junto a nuestra ropa interior.
Quienes se adhieren a esta última orientación; es decir, aquellos que
piensan en la globalización como el patrón profundo que moldea nuestras vidas, también
pretenden encontrar leyes que rijan el curso de los eventos mundiales, los cuales
estarían determinados por factores sociológicos (la sociedad global) o
económicos (el mercado mundial). Así se cree que inclusive es posible la
predicción, aunque el descubrimiento de leyes es una meta eternamente elusiva,
un ideal insatisfecho que pervive desde hace tiempo en las ciencias sociales.
La gran cantidad de obras que abordan las relaciones internacionales
tiene diferentes propósitos y modos de
análisis. Unas son mayormente descriptivas, otras son explicativas, otras interpretativas, otras defensoras
de la globalización, otras son normativas, otras prescriptivas, y otras
procuran, no solamente efectuar diagnósticos, sino además, elaborar escenarios prospectivos,
a menudo por medio del uso intenso de modelos estadísticos. ¿Se puede calcular
todo evento, estrategias de los actores y su comportamiento sorpresivo en la
arena internacional? Esta es la gran ambición de los especialistas en política
exterior dentro de la globalización.
Los seguidores de métodos empíricos de investigación han sido o son
influenciados todavía por el positivismo, creyendo posible, en distintos grados
y con diversas tonalidades, que en el siglo XXI se tiene la capacidad de
construir una ciencia de las relaciones internacionales, inspirada en el modelo
de las ciencias naturales. Por ello aspiran a que las relaciones internacionales estén libres de
consideraciones axiológicas y de elementos normativos, evitando las reflexiones
de tipo metafísico. Los más puros cultivadores del positivismo creyeron posible
el descubrimiento de leyes para prever la conducta humana. Otros (la mayoría)
se conforman hoy con el descubrimiento de regularidades de naturaleza estadística.
El debate contemporáneo sobre la globalización y las relaciones internacionales,
se realiza en dos grandes campos (que a su vez tienen subdivisiones y
rivalidades). En el primer campo están los realistas, los pluralistas y los dependentistas.
Todos ellos, desde el punto de vista epistemológico, encajan dentro de la
tradición modernista. El modernismo se remonta al siglo XVIII, es decir, al
racionalismo y al empirismo, tradiciones intelectuales sobre las que descansa
la producción científica de Occidente.
El segundo campo de lucha teórica y política, mucho más nuevo y por ende
con una menor trayectoria, es el abierto por la disciplina de las relaciones internacionales
a fines del Siglo XX. Hasta hoy ha tenido menor peso que el primer grupo y está
constituido por corrientes como el feminismo y la teoría crítica. Estas teorías,
a menudo están consideradas bajo el amplio, y a veces ambiguo, rótulo de los
fenómenos culturales conocidos como el post-modernismo. La globalización del
siglo XXI nos encierra en un vaivén de incomprensión y angustia porque la
anarquía internacional no sabe dónde está yendo, ni dónde terminará un conjunto
de escenarios caracterizados por la violencia y las contradicciones brutales de
un mundo desbocado.
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