REFORMAS EDUCATIVAS EN AMÉRICA LATINA: EL RETO LIBERAL DE UN NUEVO MODELO DE CALIDAD




Este artículo fue escrito para Perspectiva, Revista Latinoamericana de Política, Economía y Sociedad, Bogotá, Colombia

Introducción

Las reformas educativas hechas en América Latina en el siglo XXI se debaten entre el desgaste, la indiferencia y el no saber cómo profundizar sus logros más positivos. Ningún objeto cultural e ideológico es tan valorado y disputado actualmente como la educación. La ilusión de ser aceptado en escuelas de gran prestigio, o las esperanzas que cualquier padre de familia tiene de ver a sus hijos convertidos en ciudadanos educados y profesionales exitosos, se asemeja mucho al sueño de varios países por construir núcleos generadores de talentos, cuyas capacidades impacten positiva y directamente en el desarrollo.

Los economistas de la información consideran que el capital educativo en cualquier nación constituye una de las características principales que impulsan el crecimiento económico, tanto en los países ricos como en aquellos que se encuentran en vías de desarrollo. Las políticas educativas llegaron a transformarse en aceleradoras de cambio, además de ser un área de intervención muy propensa a reaccionar favorablemente a los cambios tecnológicos del siglo XXI, pues el uso intensivo de recursos informáticos vía internet facilita una serie de procesos de aprendizaje, optimizando las aptitudes de estudiantes y maestros.

La educación es un baluarte estratégico que permite a todo tipo de clases sociales integrarse de la mejor manera en el competitivo mercado laboral, o en las estructuras culturales donde los productos educativos mostrarán resultados concretos, como la publicación de libros, circulación de ideas, discusión en torno a prototipos que buscan los perfiles de una sociedad mejor, e incluso los canales por donde las instituciones resuelven mejor sus conflictos, apostando por el cultivo de un ambiente democrático, pluralista, pacífico y respetuoso de las diversidades, las cuales promueven una sociedad más ambiciosa y con sólidos estándares de modernización.

El problema central radica en que diferentes gobiernos consideran que la educación es un patrimonio subordinado a otros objetivos políticos, como poner al sistema educativo bajo las directrices de los indicadores de ajuste macroeconómico con el objetivo de compatibilizar los gastos sociales y otro tipo de inversiones en materia productiva; sin embargo, en una época de revoluciones tecnológicas y sistemas globales de información, el capital educativo es un recurso para articular expectativas, diseñar planes, atenuar conflictos explosivos y colocar las bases que viabilicen el cambio progresivo en las instituciones y algunos procesos sociales.

En este artículo se plantea la necesidad imprescindible de discutir por qué las reformas educativas presentan una serie de previsiones que requieren programas nacionales para poner en práctica, así como la concertación imaginativa con miradas regionales y locales, en función de construir una red de sistemas educativos que respondan en la forma más eficiente e integradora a una concepción de calidad total. Nadie puede estar al margen de estos debates y es precisamente ahora, con la revolución científico-tecnológica, cuando las sociedades latinoamericanas deben analizar las perspectivas positivas, así como corregir sus insuficiencias.

Así mismo, se analiza de manera global cuáles podrían ser las opciones para pensar un nuevo modelo pedagógico, los criterios operacionales, al igual que con qué ideas-fuerza podrían guiarse los maestros. Esto refuerza el planteamiento, con carácter hipotético, sobre cuáles son los requerimientos para desarrollar un modelo de calidad educativa caracterizado por patrones de cambio, gestión del talento y fomento de la creatividad pedagógica en las aulas.

Una mirada a la creatividad para estimular los cambios

Todo análisis hecho para comprender la implantación de las reformas educativas entre 1990 y el siglo XXI tiene que crear grandes bancos de datos que, en el futuro, se conviertan en un marco decisorio para generar proyectos y enriquecer las experiencias específicas por países, superando la ineficiencia de los sistemas educativos; es decir, atacando las causas estructurales y no quedándose en la solución de problemas a corto plazo.

Las reformas educativas del siglo XXI en América Latina deben identificar a los maestros como gestores de talentos, capaces de amalgamar la tecnología de internet en las aulas, la tolerancia ideológico-teórica y el estímulo de una conciencia de autolimitaciones para explotar lo mejor de los estudiantes, pero transmitiendo un sentido de humildad y mesura en sus comportamientos, experiencias y ánimos creativos para mirar el futuro. Un modelo de gestión de talentos requiere aclarar, urgentemente, cuatro escenarios de implementación:

1. La modificación de los contenidos mínimos en el currículo vigente. Deben diseñarse las matrices por materia, actualizando las posibilidades de aprendizaje competente en matemáticas, lenguaje, ciencias naturales, historia y áreas técnicas, ligando la educación intercultural bilingüe a propuestas para medir, evaluar y corregir a tiempo la calidad en la enseñanza.

2. El rediseño organizacional de los servicios de educación para brindar orientaciones globales en las escuelas, según sus requerimientos específicos y tomando en consideración el tipo de realidad social que circunda a los colegios. Las principales guías tendrán que plasmarse en materiales educativos para acompañar la reforma, junto con los maestros.

3. La articulación de consensos entre los ministerios de Educación, sindicatos de maestros y estructuras institucionales descentralizadas, debatiendo las reformas en las aulas y su aplicabilidad, según las condiciones específicas que imperan en distintas áreas geográficas y las necesidades sociales heterogéneas.

4. La construcción de un nuevo paradigma educativo predispuesto a la crítica, receptivo a los aportes científicos y respetuoso de la pluralidad de visiones, debe considerar los siguientes ejes de reflexión:

• Una teoría educativa que no privilegie solamente la ciencia positivista, la racionalidad, la objetividad y la búsqueda de una verdad única. Este perfil demanda acercar académicos, profesores, especialistas en políticas educativas y organizaciones sociales.

• El nuevo modelo pedagógico tiene que aceptar el uso de categorías interpretativas por parte de los docentes. Sus concepciones, esfuerzos y soluciones en la práctica constituyen conocimientos valiosos para enriquecer cualquier reforma educativa.

• La teoría educativa del nuevo modelo pedagógico debe ser una construcción colectiva, pero diferenciando las distorsiones ideologizadas que reniegan del pluralismo, de aquellas que fomentan la tolerancia de conocimientos. En síntesis, se requiere un amplio compromiso democrático.

• La nueva teoría educativa debe identificar cuáles son los aspectos del orden social y político en América Latina que frustran o impiden el logro de fines racionales. La transmisión de conocimientos implica también una enseñanza guiada por la racionalidad y el propósito de reducir los conflictos irracionales.

Cualquier nuevo modelo educativo debe entenderse como una práctica. Toda reforma educativa siempre estará determinada por aquello que se aplica en la práctica cotidiana nacional, regional o local.

Todo es perfectible desde el punto de vista artístico y científico, de tal manera que en muchas ocasiones no son tan importantes las equivocaciones como la aparición de sugerencias para enmendar cualquier error. Una vez que imaginemos la implementación de las reformas en cada aula y colegio de la vida real, comprobaremos que nace la exigencia de una combinación entre el ejercicio del arte y los conocimientos técnicos que viabilizarán el logro de metas, junto con grandes cantidades de creatividad e imaginación.

El reto más difícil será la transformación de las bases del conocimiento y el comportamiento en los alumnos, profesores, especialistas en educación y decisores de los ministerios de Educación. Frente a estos desafíos, recomendamos que en las reformas educativas se tenga en cuenta lo siguiente:

a) Dónde se encuentran las estructuras rígidas de razonamiento y transmisión de verdades absolutas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya sea en las escuelas privadas o públicas.

b) La implementación política y pedagógica de las reformas tendrá que descubrir si las estructuras rígidas del aprendizaje refuerzan actitudes conformistas en los estudiantes y padres de familia (la ley del menor esfuerzo).

c) El éxito radicará en abandonar todo tipo de respuestas fáciles e inmediatistas porque lo importante no son las buenas calificaciones o, peor aún, aprobar las materias a como dé lugar; por tanto, uno de los primeros pasos es romper con los estilos memorísticos de enseñanza y aprendizaje, al igual que con las tendencias que privilegian un acomodo de los estudiantes a los contextos autoritarios de una escuela. Los maestros deben transmitir la idea de que nunca es mejor copiar textualmente que redactar un texto o resolver un problema, utilizando el pensamiento crítico y reflexivo. La innovación, esfuerzo genuino por mejorar y aportar al crecimiento de la personalidad de maestros y alumnos, tiene que convertirse en una fuente duradera para implementar las reformas.

En gran parte de la educación latinoamericana, por ejemplo en Bolivia, Perú, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Haití y Venezuela, abundan los agentes que obstaculizan o entorpecen el proceso creativo y la expresión de sus posibilidades. La aplicación de las reformas educativas en las aulas tiene que erradicar varios temores relacionados con el ejercicio de la creatividad, como los siguientes:

Vencer el temor al ridículo en las aulas y en el planteamiento de opciones de aprendizaje. Los estudiantes prefieren huir de posiciones que por su originalidad o rareza provoquen la risa en los demás. Para evitar la burla o el menosprecio de los otros, sea o no con razón justificada, el estudiante prefiere seguir los caminos trillados, aun cuando estén conscientes de que es posible escoger nuevos rumbos.

Tolerar la incertidumbre como antídoto para reducir los conflictos y la resistencia de las actitudes más tradicionalistas. La tarea de creación siempre tiene un alto porcentaje de incertidumbre, así como la producción del conocimiento científico; de aquí que negarse a indagar en lo desconocido y no tolerar la ansiedad que se genera son serios obstáculos para cambiar las estructuras de enseñanza. El hecho de crear siempre implica un salto al vacío. En general, las estructuras educativas de América Latina están llenas de estudiantes y docentes conformistas que prefieren tomar el camino más seguro, conocido y cómodo, lo cual impide desarrollar un conjunto de capacidades más flexibles para aceptar el conflicto entre lo conocido y lo desconocido de aquellos problemas que se quiere resolver.

Temor a cometer errores o a fracasar, lo cual solamente refuerza un prejuicio que desvaloriza la autoimagen de los profesores y alumnos. Este es un freno psicológico, tanto para los estudiantes como para los maestros, porque evita a toda costa malograr una tarea comenzada o no alcanzar una meta trazada; surge el miedo a no cumplir con las expectativas de los otros o de uno mismo. Esto conduce a aceptar sin cuestionar lo que los docentes o ciertas autoridades transmiten como información.

Falta de estimulación. A menudo encontramos docentes rígidos y contextos educativos que limitan o castran procesos importantes de creatividad; el autoritarismo es un obstáculo que ocasiona profunda intolerancia al cambio y a lo desconocido. En las aulas se abusa del pensamiento dicotómico; es decir, la tendencia a dividirlo todo y a todos en grupos que se excluyen mutuamente, creando una polarización reduccionista de la realidad y de los aprendizajes, como por ejemplo los polos bueno-malo, correcto-incorrecto. Esta simplificación de la realidad es absurda y del todo favorable a los prejuicios que reproducen la ignorancia, tanto en personas alfabetizadas como analfabetas.

Baja o ninguna autoestima. Es un tremendo bloqueador de la creatividad y los procesos de reforma en las aulas; esto significa que el juicio valorativo realizado por los individuos sobre sí mismos es demoledor y autoflagelante. Las personas con baja creatividad se perciben como dependientes, toman muy en cuenta los juicios ajenos, sufren en exceso por las valoraciones negativas de su labor y nunca están seguras de sus méritos.

Las presiones sociales también influyen negativamente. El desarrollo de la creatividad y un ambiente de libertades en la enseñanza y los aprendizajes se deterioran cuando las estructuras educativas fomentan la conformidad con la conducta colectiva. En la mayoría de los casos, el estudiante se convierte en un receptor pasivo, poco cuestionador de la información y de su entorno. Frente a esta situación, el estudiante está de acuerdo con la opinión colectiva, por lo que es susceptible de caer en la manipulación y entrar en serio desacuerdo con sus convicciones.

Hasta ahora, las reformas educativas en América Latina dejaron de lado la estructuración de programas que movilicen diversos recursos psicológicos relacionados con el comportamiento creativo. No se aprecian los elementos afectivos y motivacionales, orientados a liberar al estudiante de lo que pueden ser sus bloqueos para inspirar la creatividad, dándole seguridad en el desarrollo de sus propias posibilidades creadoras e incitándolo a ampliarlas u optimizarlas. Tampoco se incorporan como factores claves en los talleres de trabajo la importancia de lo interactivo, lo emocional y la capacidad de comunicación. Esto disminuye las capacidades del estudiante para su expresión individual, el manejo de estrategias y la utilización exitosa de recursos cognitivos.

Conclusiones y recomendaciones

Las reformas educativas necesitan asumir con determinación la calidad como filosofía en todo el proceso de transformación; es decir, la ejecución de un proceso de mejora continua (que no tiene fin) que satisface las necesidades y expectativas razonables de una sociedad. Tal mejoramiento exige el involucramiento responsable de todos aquellos que dirige este proceso, y que participan y se benefician directa e indirectamente de él.

El alcance de una educación con excelencia será la visión que rondará el empleo de una gestión con calidad en todo el proceso de transformación que requiere un país. Lograr el mejoramiento educativo para incrementar el nivel de aprendizaje tanto de los escolares como de los universitarios y la sociedad boliviana en general es un desafío diario que no es fácil porque depende de la formulación clara, actualización y perfeccionamiento de varios estándares educativos, pues éstos ofrecen una perspectiva realista de lo que debería hacerse y cuán bien debería hacerse. En el ámbito mundial, existen tres grandes tipos de estándares educativos que guardan estrecha relación entre sí:

• Estándares de contenido o curriculares. Describen lo que los docentes debieran enseñar y lo que se espera que los estudiantes aprendan.
• Estándares de desempeño. Definen grados de dominio o niveles de logro escolar.
• Estándares de oportunidad para aprender o transferencia escolar. Disponibilidad de programas, personal, recursos financieros, tecnológicos e infraestructura.

La filosofía de calidad total en la construcción de un sistema educativo orienta a las sociedades modernas a generar altos niveles de enseñanza y aprendizaje que satisfagan plenamente las necesidades y expectativas de una competitividad mundial. Con este panorama, un modelo educativo que produzca excelentes estándares de aprendizaje en la sociedad debe considerar los siguientes factores:

1. Visión. Generar una concepción clara de lo que se cree que debería ser el futuro del sistema educativo de un país ante los ojos de sus habitantes, ante los ojos de países similares y ante las sociedades mundialmente competitivas. Esto logrará encaminar esfuerzos en una sola dirección.

2. Liderazgo. Incorporar la gestión del liderazgo como herramienta básica de unificación de compromisos y esfuerzos hacia la consecución de objetivos bien definidos. En tanto exista una guía que motive a las personas a creer en sí mismas y en el proyecto que desarrollan, se podrá llevar sus capacidades a límites inesperados. La implantación de cualquier modelo o reforma requiere la participación de verdaderos líderes que guíen y ayuden a sus seguidores o colaboradores a lograr objetivos, reduciendo las resistencias al cambio.

3. Gestión del talento. Las personas aumentan o disminuyen sus fortalezas y debilidades en cualquier organización, dependiendo de cómo se las trate. Si el capital más valioso del mundo es el capital intelectual, resulta imprescindible considerar procesos de gestión del talento humano dentro de un modelo de reforma educativa. Esto supone definir estándares e indicadores que permitan evaluar el desempeño humano en dos esferas: a) profesorado, para diagnosticar y mejorar los procesos de enseñanza; b) alumnado, para diagnosticar y perfeccionar los procesos de aprendizaje.

En el ámbito docente, se requiere monitorear cuán motivados están, si cuentan o no con estimulaciones que ayuden a elevar su desempeño, si esos motivadores son suficientes o no, si tienen programas de entrenamiento que contribuyan a mejorar su desempeño laboral, si el ambiente laboral es armónico, si cuentan o no con evaluaciones de desempeño y si éstas se emplean con retroalimentación para mejorar sus debilidades.

En el ámbito de los alumnos, ¿cuál es su rendimiento académico?, ¿refleja éste lo que verdaderamente aprenden? ¿Aprenden tanto como deberían? ¿Cuán motivados están? ¿Qué los impulsa a mejorar su desempeño?¿En qué momento necesitan programas de ayuda adicional? ¿Los ambientes de enseñanza son afectivos, desafiantes y retroalimentan sus resultados de aprendizaje?

4. Gestión curricular. Aquí es vital promover el diseño, elaboración, ejecución, evaluación y actualización de procesos apropiados para la implementación curricular en las aulas. Los programas curriculares amplios y desafiantes aseguran el incremento de la calidad educativa, ya que el éxito es atribuible al esfuerzo y no a las aptitudes.

5. Gestión de los recursos materiales. Asegurar la administración eficiente de los recursos financieros, logísticos, tecnológicos e infraestructurales para garantizar el desarrollo educativo con calidad.

6. Alianzas estratégicas. Desarrollar prácticas de articulación con actores u organizaciones que contribuyan a mejorar la calidad de enseñanza-aprendizaje en los establecimientos. La interacción e intercambio de experiencias entre instituciones educativas favorece el aprendizaje profesional (compartir las mejores experiencias y prácticas de enseñanza, por ejemplo). Es posible definir un cúmulo de prácticas que contribuyan al desarrollo académico, comunal o de colaboración con organismos locales, empresariales, etc.

7. Evaluación de resultados. Los procesos evaluativos ayudan a determinar en qué medida se están alcanzando los objetivos propuestos, respecto de los estándares o indicadores definidos para tal efecto.

En el mejoramiento educativo es determinante abordar la evaluación de resultados como: a) una cultura dirigida a conocer permanentemente la progresión y tendencia de los procesos de enseñanza y aprendizaje; b) una evaluación por competencias orientada hacia el análisis de desempeño de las personas en diferentes contextos, a la luz de sus conocimientos; c) un proceso de diálogo y concertación donde la población evaluada, docentes, alumnos y otros, podrán hacer contribuciones significativas a partir de análisis comparativos con otras instituciones, como referentes para reflexionar sobre los resultados obtenidos y así poder efectuar planes de mejoramiento; este es el corazón de toda retroalimentación.

La interacción social y los intensos debates rinden cuenta sobre la calidad educativa, esto es qué aprendimos y cómo podemos emplear todos nuestros conocimientos para resolver los problemas sociales fundamentales. Estamos a las puertas de grandes innovaciones, porque de lo contrario sería muy triste abandonarnos de nuevo en la indiferencia, o peor todavía, sumergirnos en una cadena de mentiras para engañarnos a nosotros mismos, cuando en realidad es una obligación avanzar y superar los obstáculos estructurales de la educación.

Comentarios